Experiencia
JOCD y JMJ
Rio de Janeiro, Brasil.
Julio
2013
Como poner en
palabras lo vivido en la Jornada del Carmelo joven y la JMJ. A mí se me hace
imposible, por eso le pido ayuda a Jesusito y a la Virgen del Carmelo que me
ayuden, porque con ellos todo es posible.
Antes de
relatar lo sucedido durante esos 9 días preciso agradecer y nombrar a las
personas con las viví esta experiencia, todas ellas carmelitas de Brasil, 6
seglares: Esther Pires, Vera, Juliana, Wilderlania, Gardenia y Nilza; y 2
jóvenes: Bruno y Anna. Ellos me hicieron sentir “como en casa” a
pesar de estar en un país extranjero y con un idioma diferente, que al
principio me era desconocido e inentendible y que después se tornaría familiar.
En todo momento me trataron como una más del grupo y pasamos unos excelentes
días juntos donde pude ver y percibir a Jesusito en cada uno de ellos. Le
agradezco infinitamente a Dios por estos instrumentos suyos que puso en mi
camino y en ese momento en particular, le agradezco por sus vidas.
Ahora sí, lo
vivido en el encuentro de Jóvenes del Carmelo:
Fue un día
inolvidable, se vivió un clima de alegría, unidad, de paz, desde el comienzo
con la recepción de todos hasta el momento final en la misa.
Uno sabe que
la familia Carmelita es muy grande, mucho más que la de la propia comunidad, o
incluso país, pero estar en ese momento y ver a tantos fray, monjas, seglares y
jóvenes carmelitas de todas partes del mundo: Brasil, Argentina, Uruguay,
Paraguay, Bolivia, Salvador, Taiwán, Egipto y tantos más!!! Es algo
inexplicable, una alegría enorme que te llena el corazón, que te llena el alma.
Fue como reencontrarse con hermanos y hermanas lejanos, que no vez hace mucho o
capaz nunca viste, pero hay algo que te une a él, a ella, algo que te dice que
es familia y lo tratas de esa forma y ese trato es mutuo.
Después de la
recepción se disfruto de un rato de música de un grupo de jóvenes carmelitas,
fue un momento de canto y baile todos juntos, canto sobre el amor de Dios,
agradeciendo por estar ahí, baile alegre por unirnos, por el Carmelo.
Luego
tuvieron lugar varias charlas de Frays, de una seglar Carmelita (Ana María
Scarabelli) y del P. General de la Orden el P.Saverio Cannistrá. Todos y cada
uno de ellos hablo de una forma increíble, profunda y a pesar de que hablaron
en distintos idiomas, todos escuchábamos atentos y capaz no entendíamos cada
palabra, pero si lo más importante, porque hablaban el idioma de Jesús, el
idioma del amor, nombrando a los Padres del Carmelo y a Santos importantes de
la orden. Parecíamos los hijos más chicos de una gran familia escuchando a los
hermanos más grandes, a esos que siempre miras con admiración, respeto, orgullo
y los consideras “héroes”, “sabios” porque tienen más experiencia.
Fue una
gracia enorme poder escuchar al P.Saverio Cannistrá quien nos hablo de una
forma muy cercana y clara (adjunto en otro archivo sus palabras que logre
grabar lo que dijo y lo transcribí)
Después
tuvimos el momento de la comida, espacio que se aprovecho para acercarse al
otro e intercambiar experiencias, hablar, compartir y conocernos un poco más,
porque a pesar de nuestras diferencias geográficas estábamos unidos en el
Carmelo, en Jesús.
También se
ofreció un espacio donde distintos jóvenes carmelitas, seglares y aspirantes a
Fray pudieron compartir al resto como “vivían el Carmelo” y tuve la dicha de
ser una de ellas. Fue un momento muy rico poder escuchar las cosas que
compartíamos a pesar de ser de lugares distintos y las diferentes formas de
cómo llegamos hasta el Carmelo. Pero a fin de cuentas, lo central de nuestra
experiencia era la misma; porque nuestra vocación de Carmelitas es la misma;
todos sentíamos las misma ganas de vivir a Jesús, donde lo encontrábamos en el
prójimo, en el hermano, pero sobre todo en la oración.
Después de
esto volvimos a la música, esta vez con Fray’s que cantaban y monjas que
tocaban la guitarra!
Finalizamos
con una misa, una misa familiar presidida por el P.General, co-celebrada por el
resto de los Fray’s y donde también estuvo presente nuestra madre, la Virgen
María hermosura del Monte Carmelo.
Todos nos
fuimos con muchas ganas de re-encontrarnos en el próximo encuentro de Jóvenes
Carmelitas, en Ávila 2015!
Con respecto
a la JMJ:
Se vivió una
semana utópica, donde toda persona que te cruzabas estaba con una sonrisa. Esa
sonrisa que irradia amor, que irradia a Jesús, que irradia autenticidad y
orgullo por ser Cristiano, por estar ahí, en la JMJ junto a jóvenes de todas
partes del mundo y junto al Papa quien, justamente, se caracteriza por “tener siempre
una sonrisa en su rostro”, como decían en todos los noticieros brasileros.
Durante el
día aprovechábamos para visitar distintas Iglesias como la de “La Virgen de la
medalla Milagrosa” y la de “Nuestra Señora de la Penna”. También, como
Carmelitas, visitamos el monasterio de “Santa Teresa de Jesús” en Lapa, donde
tuvimos una linda conversación con las hermanas del lugar; paseamos por la
“feria vocacional”; participamos de la catequesis y todas las tardes íbamos a
las celebraciones en Copacabana, junto al Santo Padre.
Era algo
sorprendente ver esa cantidad de gente, las masas que caminaban por las calles,
cada uno con su bandera, mostrándole al otro de donde venían, cada uno con un
origen diferente. Pero todos estábamos ahí por el mismo motivo y todos tendemos
al mismo fin, todos sabemos que nuestro destino es el mismo, el encuentro con
el Padre en el cielo, en su reino, ese Reino que tiene preparado para nosotros.
Y eso nos hacia uno, nos unía en hermandad.
Cada una de
las celebraciones fue disfrutada con una gran intensidad, estábamos todos
atentos a todo lo que ocurría, desde los momentos de canto, hasta los de
oración, el vía crucis, las misas, las palabras del Papa, quien hablo de una
forma tan clara, tan sencilla, tan cercana que te ayudaba a reconfirmar algunas
cosas, poner en dudas otras y llenarte de ganas de “ir y hacer discípulos a
todas las naciones” para que todos conozcan a Jesús. Era tal la alegría y el
amor que sentías que se te desbordaba el alma y necesitabas compartirla, para
que todos sientan lo mismo.
Fue una gran
semana, una semana que removió mucho, que limpio, purifico y cargo de pilas el
alma, para seguir, como Cristianos, como hijos de Dios, cada uno desde su país,
desde su lugar, desde donde Dios nos puso, donde él quiere que estemos, esta
gran vida que nuestro Padre Dios nos regalo, seguir trabajando para
“edificarnos firmes en la Fe” como nos recordaba Benedicto XVI en la JMJ
anterior.
Personalmente
de esta semana me llevo el recuerdo del re-encuentro con Jesús, las palabras
del Papa Francisco, la imagen de la gran masa de jóvenes, de prójimos, unidos
por Él, en Él y con Él. Me llevo “nuevos” hermanos carmelitas. Pero sobre todo
de esta semana me llevo la re-confirmación de mi vocación Carmelita.
Le agradezco
a Dios, a Jesusito y a la Virgen del Carmelo por esta experiencia.
Verdaderamente me siento bendecida y amada por ellos.
María
Catalina Teresa de la Sagrada Familia.
Seglar
Carmelita.